SAUDADE
Saudade
-Qué será?... yo no sé... lo he buscado
en unos
diccionarios empolvados y antiguos
y en
otros libros que no me han dado el significado
de esta
dulce palabra de perfiles ambiguos.
Dicen
que azules son las montañas como ella,
que en
ella se oscurecen los amores lejanos,
y un
noble y buen amigo mío (y de las estrellas)
la
nombra en un temblor de trenzas y de manos.
Y hoy
en Eça de Queiroz sin mirar la adivino,
su
secreto se evade, su dulzura me obsede
como
una mariposa de cuerpo extraño y fino
siempre
lejos -tan lejos!- de mis tranquilas redes.
Saudade...
Oiga, vecino, sabe el significado
de esta
palabra blanca que como un pez se evade?
No... Y
me tiembla en la boca su temblor delicado.
Saudade...
MARIPOSA DE OTOÑO
La
mariposa volotea
y arde
-con el sol- a veces.
Mancha
volante y llamarada,
ahora
se queda parada
sobre
una hoja: que la mece.
Me
decían: -No tienes nada.
No
estás enfermo. Te parece.
Yo
tampoco decía nada.
Y pasò
el tiempo de las mieses.
Hoy una
mano de congoja
llena
de otoño el horizonte.
Y hasta
de mi alma caen hojas.
Me
decían: -No tienes nada.
No
estás enfermo. Te parece.
Era la
hora de las espigas.
El sol,
ahora,
convalece.
Todo se
va en la vida, amigos.
Se va o
perece.
Se va
la manò que te induce.
Se va o
perece.
Se va
la rosa que desates.
También
la boca que te bese.
El
agua, la sombra y el vaso.
Se va o
perece.
Pasò la
hora de las espigas.
El sol,
ahora,
convalece.
Su
lengua tibia me rodea.
También
me dice: -Te parece.
La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.
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