Tal vez
la vida sea imaginada por un Dios latino,
colosal
e ingenioso.
Un poeta
que cría algo bello,
lleno
de colores,
sabroso,
con
olores dulces,
dueño de
sonidos afectuosos
y miradas
hechas de infinitos;
sin
embargo, doloroso.
Tan
doloroso que déjanos llenos de hondas cicatrices hechas mientras caminamos
y miramos
las flores. Mientras yo camino.
Tal vez,
la vida sea como nos la cuenta Gabo a nosotros,
algo
siempre muy largo,
larguísimo,
y que
solamente, en su final, tendrá algún sentido.
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